El pasado martes 5 de julio la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (BIAU) anunció las distintas propuestas seleccionadas para su XII edición. Entre ellas, el Taller de Investigación y Proyecto del MARQ «Solidaridad – Arquitectura, Biopolítica y Derechos Humanos» dirigido por los profesores Gonzalo Carrasco y Alejandro Beals, fue destacada en la categoría «Programas Docentes», junto a otras 35 propuestas de toda Iberoamérica.
El taller, realizado durante el primer y segundo semestre del 2020, realizó un extenso trabajo de archivo en torno a la labor de la Vicaría de la Solidaridad durante la Dictadura. Desde ese punto de partida, el curso actualiza las problemáticas relativas a derechos humanos y arquitectura, identificando comunidades y segmentos de la población que enfrenten algún tipo de vulneraciones a sus derechos. Los estudiantes desarrollaron, a través de sus investigaciones, espacios para el cuidado de los derechos de comunidades de mujeres pobladoras, madres gestantes en reclusión, jóvenes de la comunidad LGTBQ+; niños, niñas y adolescentes vulnerables; así como de personas mayores.
La XII versión de la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo se desarrollará del 21 al 25 de septiembre de 2022 en Ciudad de México, en el marco del Festival de Arquitectura y Ciudad Mextrópoli. Bajo el título de «Habitar al Margen», la BIAU destaca obras, publicaciones, planes docentes y acciones que representen «lugares, prácticas y habitantes situados en los márgenes de lo usual; en los bordes, los límites y las fronteras del sistema, que nos muestren cómo tejer nuevas estrategias de conciliación entre los hábitats y quienes los habitan». Para ver el resto de los proyectos seleccionados visita el siguiente enlace.
Felicitamos a los docentes a cargo del taller y a sus estudiantes por este importante reconocimiento a su trabajo.
Sobre el taller
A partir del estudio de la labor que llevó adelante la Vicaría de la Solidaridad en Chile durante la Dictadura – en que no solo se dio apoyo a los familiares de las violaciones a los Derechos Humanos, sino que se pudo articular toda una red de apoyo social traducido en comedores populares y otros sistemas de cuidados – es que se propuso un curso en que, a partir de la investigación y el proyecto, permitiera imaginar arquitecturas que tuvieran como centro la protección y el cuidado de comunidades y sectores de la población que ven algunos de sus derechos vulnerados. Fue así como, desde una lectura crítica de la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, los estudiantes trabajaron sobre la identificación primero de uno sujetos o comunidades que ven sus derechos en riesgo, para luego desarrollar a partir de la elaboración de un proyecto, espacios que posibiliten el cuidado y protección de estos derechos, siempre haciendo del cuerpo la fundamental dimensión de estas arquitecturas. El curso partió de la premisa de que, dado que tanto la vulneración como la protección de los derechos humanos no ocurre en abstracto, sino en un espacio y lugar específico, es que se abre una oportunidad para que la arquitectura pueda pensar escenarios futuros en donde la posibilidad de una sociedad cuidadora de los derechos tenga lugar. Una preocupación por la dimensión espacial de los derechos humanos que hizo de los cuerpos la variable fundamental a través de la cual poder imaginar nuevas configuraciones en donde los derechos y la arquitectura se encuentren. Preocupación por las relaciones arquitectónicas entre derechos y cuerpos que se realizó a partir de la discusión crítica acerca de los vínculos que entre biopolítica y arquitectura se han establecido desde la modernidad, buscando formular nuevos acuerdos, organizaciones y estructuras socioespaciales sobre el cual poder imaginar arquitecturas para sociedades en donde la protección y cuidado de los derechos de todas y todos sus integrantes sean respetados. Por otra parte, en la segunda parte del curso se buscó llevar estas discusiones a la propuesta de un ejercicio proyectual en donde se pusieran a prueba los alcances y posibilidades de una estructura que permita establecer nuevas condiciones para la protección y cuidado de comunidades desde su reconocimiento como sujetos de derechos. De esta manera, con el fin de conducir el proyecto de arquitectura al desarrollo de las relaciones entre programa y organización, es que se profundizó en las relaciones posible entre cuerpo y espacio, trabajando principalmente las escalas media y pequeña. Desde el detalle arquitectónico entendido como el principal lugar de la dimensión humana de la arquitectura, definiendo materialidades, texturas, mobiliario y todo el equipamiento interior del proyecto que resulte en proximidad con el cuerpo: un campo de experimentación y transformación de las condiciones biopolíticas de la arquitectura.
Imágenes
Julia Bustamante
Francisca Vargas
Camila Lesch


