La presencia humana en Antártida cumple 200 años este año y ha sido ejemplo de las diversas visiones e ideales que han motivado las exploraciones del continente más extremo del mundo. Actualmente, la Antártida es concebida como continente laboratorio: un territorio de conservación y colaboración internacional clave para el desarrollo de investigaciones científicas críticas para comprender los fenómenos y efectos del calentamiento global. Paradójicamente, esta visión contemporánea se contrapone con las reclamaciones territoriales y posibles intereses extractivos que han llevado a varios países a mantener presencia geopolítica ante futuros cambios en la gobernanza de Antártida en la revision del Tratado Antártico en 2048.

En este sentido, las nuevas bases antárticas han sido dispositivos para la exploración de soluciones arquitectónicas radicales que buscan dar respuesta a problemas de habitabilidad en climas extremos, ahorro energético, autosuficiencia, prefabricación y minimización de huella, pudiendo representar quizás la “machine à habiter” de Le Corbusier y materializar la “Walking City” de Archigram.

La realización de futuras investigaciones en la Antártida requerírá el despliegue de una amplia red de infraestructura de telecomunicación, transporte, habitación y laboratorios científicos que permitan la colaboración internacional y al mismo tiempo generen el mínimo impacto posible sobre el territorio. En esa línea, el 2019 Chile dio inicio el mayor proyecto de infraestructura Antártica de su historia, que tiene como objetivo la construcción de 3 nuevas bases durante los próximos 10 años, distribuidas en diferentes latitudes del continente.

Bajo estas premisas el taller plantea comprender el estatus contemporáneo de Antártida, estudiando sus arquitecturas y los desafíos técnicos que éstas conllevan. Así, intentará formular una visión crítica y propositiva para las nuevas bases antárticas anunciadas por Chile.